La identidad es clave para el éxito. ¿Qué pasa si descuidamos nuestra imagen? Las sensaciones que causamos son pobres, malas y poco serias. Lo mismo ocurre con la imagen de nuestra empresa.
La imagen que ofrece nuestra entidad debe, no sólo agradar, también debe seducir, transmitir y cautivar. Sin una personalidad única y diferenciadora pasaremos desapercibidos.
En diseño, la complicidad y colaboración con el cliente son fundamentales para crear una imagen sólida. De igual importancia es la materia prima, rodearse de buenos colaboradores es pieza clave para crear un producto de calidad.
Hay que madurar y seleccionar cada paso que se da para conseguir una identidad con éxito, al igual que ocurre con la buena cocina. Los ingredientes mezclados en su justa medida, hacen que el conjunto sea sabroso y exquisito. En diseño sucede lo mismo, hay que seleccionar muy bien los ingredientes y mezclarlos de una forma coherente para obtener resultados óptimos.
Todos disponemos del material necesario con el que poder aventurarnos a cocinar. Esto no garantiza un buen resultado si los conocimientos son nulos o básicos. En diseño, también las herramientas están al alcance de cualquiera para poder realizar la imagen global de su empresa, pero sin los conocimientos adecuados, podemos conseguir unos resultados pobres y sin garantía de éxito.
Debemos cocinar a fuego lento, madurar cada paso que se da e incorporar los ingredientes de una forma lógica para construir una identidad global atractiva, diferente y memorable. Algo mucho más profundo que un simple logotipo.
Tanto en cocina, como en diseño, si no disponemos de una buena formación y experiencia, lo mejor es acudir a un profesional que nos permita saborear los placeres de un trabajo bien hecho y al punto de sal.
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